lunes, 16 de junio de 2014

Me enamoré de una mujer que no solía arreglarse como si tuviera una fiesta a diario. No, fue diferente. Me enamoré de una mujer que no suele importarle qué tan arreglada está, de ese tipo de mujeres que prefiere media hora de sueño antes que media hora de rituales inservibles; de ese tipo de mujeres que cuando le dices que son hermosas, no te cree. Fue extraño(si se le puede decir así) ver tanta belleza, tanto orden que desestabilizó mis desorden. Sus destinos vencieron mis casualidades. Sus haz terminaron con mis yo nunca. Me enamoré de una mujer que no solía arreglarse demasiado, y la veía jodidamente hermosa de todos modos. Lo hice porque me gusta ese pequeño segundo en el que mi corazón deja de latir y revive, como si de una resucitación se tratase , cuando es un día especial la veo con un vestido de noche, maquillada y esperando mi urgente arribo.

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