No quiero
que tu mundo se dé la vuelta
cada vez que yo me marche,
quiero que darte la espalda
solo signifique
libertad
para
tus
instintos
más
primarios.
Yo no quiero
dejar huella en tu vida,
quiero ser tu camino,
quiero que te pierdas,
que te salgas,
que te rebeles,
que vayas a contracorriente,
que no me elijas,
pero que siempre regreses a mí para
encontrarte.
Yo no quiero prometerte,
quiero darte
sin compromisos ni pactos,
ponerte en la palma de la mano
el deseo que caiga de tu boca
sin espera,
ser tu aquí y ahora.
Yo no quiero
que me eches de menos,
quiero que me pienses tanto
que no sepas lo que es tenerme ausente.
Yo no quiero ser tuya
ni que tú seas mío,
quiero que pudiendo ser con cualquiera
nos resulte más fácil ser con nosotros.
Yo no quiero
tener que estar a tu lado
para no faltarte,
quiero que cuando creas que no tienes nada
te dejes caer,
y notes mis manos en tu espalda
sujetando los precipicios que te acechen,
y te pongas de pie sobre los míos
para bailar de puntillas en el cementerio
y reírnos juntos de la muerte.
Yo no quiero
que me necesites,
quiero que cuentes conmigo
hasta el infinito
y que el más allá
una tu casa y la mía.
Yo no quiero
hacerte feliz,
quiero darte mis lágrimas
cuando quieras llorar
y hacerlo contigo,
regalarte un espejo
cuando pidas un motivo para sonreír,
adelantarme al estallido de tus carcajadas
cuando la risa invada tu pecho,
invadirlo yo
cuando la pena atore tus ojos.
Yo no quiero
que no me tengas miedo,
quiero amar a tus monstruos
para conseguir que ninguno
lleve mi nombre.
Yo no quiero hacerte el amor,
quiero deshacerte el desamor.
Yo no quiero ser recuerdo,
mi amor,
quiero que me mires
y adivines el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario