Con tal de no estar solos
andamos con locos, con idiotas y borrachos,
con mujeres vacías o de moral dudosa.
Mentimos a los padres,
juramos en vano,
entregamos la piel y comprometemos nuestros sueños.
Cruzamos la calle a ciegas
con el primero que nos da la mano.
Con tal de no estar solos
montamos una gran farsa a la que llamamos AMOR
(así, con mayúsculas)
Sacando conejos muertos de una chistera, barajando con trampas nuestras cartas y haciendo trucos malos con espejos,
para no darnos de bruces con la realidad
y alejar de nosotros el miedo
a estar solos.
Porque, con tal de no estarlo, o de no parecer que lo estamos,
pasamos hambre, despilfarramos dinero,
oímos sin escuchar,
abrazamos sin abarcar,
y nos convertimos en autómatas desesperados,
olvidando lo hermoso que es sentarse a esperar a que las cosas, sencillamente, sucedan. El olor a jazmín de las noches de verano y el hallazgo inesperado de lo auténtico, que nos ha de encontrar desprevenidos, despojados de artificios, sin adornos, desarmados y tranquilos.
Liberados de todo lo que pesa y esclavos de lo vaporoso, lo ingrávido…
Dejarse llevar…
Pero con tal de no estar solos,
ni siquiera un momento,
seguimos buscando y seguimos fingiendo.
Maquillamos lo que se ve, y lo que no también,
por temor a que descubran nuestros defectos
y la fragilidad que se esconde tras ellos.
Nos apremia el desamparo, la angustia y la prisa…
de modo que nos devora la noche y nos sorprende el día
casi siempre en el lugar inadecuado,
donde un incómodo silencio
(y un dolor en el pecho)
nos reprochan una y otra vez
todas esas tonterías que hacemos,
unos y otros,
ahora y siempre,
con tal de no estar solos.
Ana Elena Pena- "Sangre en las rodillas"
miércoles, 14 de enero de 2015
Con tal de no estar solo !!
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